viernes, 28 de septiembre de 2007

Miguel Ángel Asturias
Era chapin de sangre. En desacuerdo con el dictator Manuel Estrada Cabrera se mudo con su familia al interior del país a un pueblo llamado Salamá. Durante parte de la década del 20, estudio la sociedad y la religion Maya, traduce el Popol Vuh, el sagrado libro Quiché de los Mayas el cual finalizó en 1926. Estudió Medicina y Derecho en su país, siendo dirigente del movimiento de Reforma Universitaria, y Antropología en la universidad de la Sorbona (París). En 1942 salió elegido diputado en Guatemala. Posteriormente fue nombrado embajador en distintos países sudamericanos. En 1954, se exilió. Tras ser rehabilitado, en los años 60 fue embajador en Francia.
Novelista y cuentista del realismo mágico, influido en sus orígenes por el surrealismo, muy pronto, sin renunciar a esa impronta, se adentra en su campo predilecto: la mitología indígena, la propia tierra (lo telúrico, en término muy actual), en el sentido de compromiso con los sinsabores de los campesinos sometidos al yugo colonialista, lo que se echa de ver ya en los títulos de sus obras. Junto a ello, y faceta no menos importante, la calidad y sonoridades de su prosa apenas admiten comparación en la literatura castellana del siglo XX.
Publica Leyendas de Guatemala (1930) en torno a mitos y leyendas nativas y mestizas. En su célebre novela El señor Presidente (1946) retrata (como harán García Márquez en El otoño del patriarca, Roa Bastos en Yo el supremo, o Vargas Llosa en La fiesta del chivo) a un típico dictador latinoamericano por procedimientos grotescos y burlescos, pero en un marco de fuerte contenido ético y social en que la muerte y la injusticia se encuentran muy presentes.
Hombres de maíz (1949) es reconocida por muchos como su obra maestra. Novela típica del realismo mágico, se aprecian en la misma igualmente las voces y los rostros del oprobio y la injusticia, pero en términos de cruda explotación colonialista. Para ello, lo más resaltable es que el autor logra, de forma casi sobrenatural (Juan Rulfo es otro maestro en este arte), acoplar el lenguaje y el ritmo de su prosa a los de la raza que retrata, sus fantásticas creencias, sus antiguas maneras y costumbres.
Insistió en parecidos temas en sus siguientes obras, como en la polémica novelas denominadas como "La trilogía de la república de la banana" que es conformada por: Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960).
El teatro de Miguel Ángel Asturias es menos conocido, si bien abunda en el inconformismo y la crítica social: Chantaje y Dique seco, ambas de 1964.

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