Licenciado Juan Antonio Martínez (1835 - 1848)
Comentario: Por ser inexperto en el campo de la política, su gobierno fue una serie de equivocaciones y desaciertos; aun así manejó hábilmente la moneda extranjera como experto banquero. Presentó su renuncia irrevocable debido a la guerra y sucias pasiones de los políticos.
Doctor Mariano Rivera Paz (1838 - 1839 y 1842 - 1844)
Comentario: fue el primer presidente, del Estado de Guatemala en el año de 1839. Pese a todo, sirvió a su país con honradez y buena fé. Al romperse relaciones con El Salvador, en junio de 1844, cerró la frontera para evitar una invasión y dispuso sacar de la cárcel a muchos de los reos peligrosos para que se enlistaran en las filas del ejército y cubrieran la frontera.
Licenciado José Venancio López (1842)
Comentario: Ocupó los más importantes cargos, tanto por su talento y prestigio profesional, como por su señalado don de gentes. Al empezar su gobierno, las arcas nacionales no tenían dinero así que hizo un empréstito de 4000 pesos y autorizó su adquisición a Carrera para que los salarios de los soldados fueran pagados.
El Sombrerón
Leyendas de Guatemala
escrito por webmaster - 12/4/2004
Celina tenía los ojos negros y grandes y el pelo largo y ondulado. Todos la admiraban.
Un día, como a las seis de la tarde, aparecieron en la esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas. Pasaron por allí dos vecinas y una de ellas dijo: "¡Qué raro! ¿No serán las mulas del sombrerón?". "¡Dios nos libre!" dijo la otra, y salieron corriendo.
A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya se sentía muy cansada. Entonces comenzó a oir una música muy bonita y una voz muy dulce que decía: "eres palomita blanca como la flor de limón, sino me das tu palabra me moriré de pasión"
Desde ese día, todas las noches, Celina esperaba con alegría esa música que sólo ella escuchaba. Un día no aguantó la curiosidad y se asomó a la ventana y cual siendo la sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana.
Desde entonces, Celina no dejó de pensar en aquel hombrecito. Ya no comía, sólo vivía esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombresito la había embrujado.
Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende". Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada día seguía más triste, extrañando las canciones y esa bonita música. Mientras tanto el hombrecito se volvía loco, buscándola por todas partes.
Por fín la bella Celina no soportó la tristeza y murió el día de Santa Cecilisa. Su cuerpo fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuchó un llanto muy triste. Era el sombrerón, que con gran dolor llagaba a cantarle a su amada: "ay...ay... mañana cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pañuelo de lágrimas y suspiros"
Los que vieron al sombrerón cuentan que gruesas lágrimas rodaban mientras cantaba: "estoy al mal tan hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el bien es mal para mi". Toda la gente lloraba al ver sus sufrimiento. Y cuentan que para el día de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y se escucha un dulce canto: "corazón de palo santo ramo de limón florido ¿por qué dejas en el olvido a quien te quiera tanto?"
Y es que se cuenta que el sombrerón nunca olvida a las mujeres que ha querido.
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